jueves, 26 de abril de 2012

Despierta


Me levanté con la boca pastosa y la nariz congestionada, una pierna me colgaba de la cama rozando con la punta de los dedos el suelo, las sabanas enredadas en mi cuerpo desnudo y el mismo tamborileo resonando a cada segundo en mi cabeza. Desde la cocina llegaban los cantos de sirena de Alba ofreciéndome sus manjares. No lograba entender como había acabado en el piso de una desconocida, alguien que dejó de ser humana y pasó a engrosar la lista de experimentos fallidos; con miedo a querer y quererse, encerrada en su estereotipo se ha centrado en tantas superficialidades que ha olvidado por lo que vive.

- ¡Carlos! ¡Max! -calló un instante- ¡Carlos Max! Levantate que he de marcharme -insistió de nuevo.

- ¡Ya voy! - grité, rememorando aquellas mañanas de domingo en que mi madre me despertaba llamándome a comer.

Sólo pido una cosa cuando me levanto; silencio para poder despertarme completamente en paz y empezaba a descubrir que en aquella casa no la obtendría. Miré con los ojos entornados al reloj; marcaba las 2:48. Recordé que había quedado con Jose a las 4, me desperecé, salté de la cama y me vestí, lo más rápido que pude, sin ropa interior. Cogí un trozo de papel y un bolígrafo de encima el escritorio y escribí en letra menuda: Soy el tío al que no amarán. Necesito conocerte. Llámame al 6... En el comedor, fumándose un porro, me aguardaba Alba con aparente tranquilidad aunque no paraba de levantarse y volverse a sentar, de abrir y cerrar la puerta del balcón y de mover el cenicero a lo largo de la mesa. A pesar de su aspecto su actitud no engañaba a nadie; estaba nerviosa y su única solución era dar rienda suelta a su incontinencia verbal. Y a eso procedió en cuanto cruce el umbral de la puerta del comedor:

- Corre, coge tu mochila del cuarto y vámonos que llego tarde.

- Hola -dije mientras me quitaba una molesta legaña del ojo.

- Buenos días. ¿Te puedo hacer una pregunta?

- Adelante -respondí sin prestarle mucha atención, inhalando el aroma del porro que se estaba fumando.

- ¿De donde viene tu nombre? Le he estado dando vueltas mientras esperaba a que despertaras y me ha entrado curiosidad.

- Hay dos versiones: la larga y la corta ¿Cual quieres primero?

- La larga -dijo expectante por mi respuesta.

- Mis padres actualmente son aspirantes a pequeño burgués pero hubo una época donde sus ideas eran una mezcolanza entre comunismo, hippies y psicotrópicos. En una calurosa mañana de verano, en el claro del bosque donde habían acampado, despertaron con los rayos que despuntaban y en lo primero que se fijaron fue en El Capital que reposaba sobre una mochila y llevados por el fervor comunal prometieron que a su primer hijo le nombrarían Carlos Max y si era hija Jenny (su esposa). Mi nombre es una especie de tributo al autor del libro. El mismo que habla de la lucha de clases, el materialismo histórico... Seguro que esto te debe sonar de algo.

- Pues no mucho ¿Lo estudiamos en la escuela?

- En la escuela no se estudia, en la escuela se enseña a obedecer.

Silencio. Supongo que Alba no escucho la frase final porque se encontraba en el rellano pulsando el botón del ascensor. En ese intervalo aproveché para deslizar el papel que había escrito anteriormente por debajo de la puerta de la habitación de la pelirroja. No guardaba muchas esperanzas de que aquello tuviera éxito, en cuanto encontrara el papel seguro que lo tiraría a la basura, pero tampoco perdía nada por intentarlo porque cuando saliera por la puerta no entraría de nuevo; no tenía ninguna intención de volver a ese piso y mucho menos de ver a Alba, me cargaba sobremanera su vacuidad y sus falsos ademanes de persona agradecida con la vida.

- ¿Y la corta?

- Que es un nombre inventado para conferirme una aura de pensador venido a menos con los años y así poder ligarme a las nuevas generaciones de intelectuales feministas que verían en mi alguien interesante.

- ¿Te funciona? -preguntó y pegó su cara a la mía.

- Dímelo tu -sonreí y la besé sin mucha pasión, la misma que le pongo al atarme los cordones de los zapatos-.Yo creo que me equivoqué de temporada. Voy a cambiarme el nombre por el de algún cantante famoso porque ahora sólo suben hornadas de animadoras que se operan las tetas a la que cumplen 18.

- Espérame aquí. Voy a buscar el coche y te recojo.

- ¿Te acompaño?

- No hace falta. He de llamar al chico con el que quedo ahora para avisarle que ya salgo. En menos de 5 minutos paso con el coche.

No le contesté."De flor en flor", pensé. Sus palabras confirmaron las ideas que había concebido sobre ella el poco tiempo que estuve a su lado. Alba vivía en una calle semipeatonal, muy tranquila, donde todo era nuevo y estaba bien cuidado: farolas, arboles, papeleras, asfalto... Me quedé aguardándola de pie, pacientemente, leyendo, uno de sus escritos que saqué de la mochila, y fijándome en si pasaba con el coche. A los 5 minutos, como dijo, sonó un claxon repetidas veces. Alba conducía un renault clio sport 3 puertas de color azul. Me metí en el coche, me hundí en el asiento, bajé vidrio de la ventana y saqué la mano por ella para refrescarme en aquel día caluroso producido por los rayos del sol que inundaban toda la ciudad. Alba introdujo un cd en el reproductor y aceleró. Parados en el primer semáforo que nos topamos me preguntó:

- ¿Te va bien si te dejo en el teatro Real?

- No me va mal -dije mientras bajaba el volumen de la música- ¿Es donde has quedado con tu nueva conquista?

- Que sorpresa que abandones tu frialdad habitual conmigo y te enfurezcas ¿Estás celoso? - me preguntó con tono jocoso.

- No, tengo otras prioridades.

- ¿Diana? -me interrumpió Alba.

- ¿Así se llama la pelirroja? Gracias por ahorrarme la pregunta. Sí, ella sería una de esas prioridades si te lo preguntas. Y no, no estoy celoso. Simplemente me hace gracia tu comportamiento.

- ¿Mi comportamiento? Qué sabrás tu de mi. Yo me conozco mucho mejor de lo que te puedas imaginar y de lo que puedas llegar a conocerme tu -me reprochó, herida en su orgullo- Es más, estoy completamente segura de que me deseas.

- Para nada -dije aguantándole la mirada

- No te creo ¿Sino porqué me llamaste?

- Allá tu, no me creas si es lo que quieres. Me equivoqué llamándote y aceptando entrar en tu juego. Ese juego en el que usas tu belleza física para satisfacer tu empequeñecida autoestima y regodearte en el vulgar éxito cuando alguien admira tus encantos. Te das miedo. Te produce pavor pensar sobre tu vida y lo que haces con ella. Es muy licito si no implicas a otros. Es aquí cuando la cosa se jode. Ahora debería explicarte las razones de porqué te llamé pero no tengo demasiadas ganas de seguir hablando. Llámame borde.

Permanecimos en un tenso silencio durante todo el trayecto amenizado por la música relajante del cd. Los rayos de sol se filtraban entre unas ligeras nubes y traspasaban la luna delantera del coche revelando el rostro de Alba, contrariado y triste. Apenas movía la cabeza a los lados y cuando lo hacía era para mirar en los retrovisores evitando todo contacto visual con mis ojos. Subí el cristal de la ventana y escribí palabras invisibles sobre el. Yo también me sentía apenado. Lo que deseaba era bajar del coche lo antes posible, sin dejar rastro de mi presencia y olvidarme por completo de aquel error.

Alba aparcó el coche en doble fila esperando encontrar en las taquillas del teatro al chico con el que había quedado aquella tarde. Aun no se encontraba allí. Fui a abrir la puerta del coche y Alba me retuvo agarrándome la mano con ímpetu.

- ¿Te vas?

- Sí. Me están esperando y mi amigo se enfadará si vuelvo a llegar tarde.

- ¿Nos volveremos a ver?

- No creo -dije en voz baja.

- ¿No hay marcha atrás? -preguntó con los ojos llorosos y una sonrisa de impotencia aceptando los acontecimientos.

- Aquí nos despedimos. No hay final sin un nuevo principio, recuérdalo -le dije a la vez que le acariciaba su mejilla sonrosada por donde corría una lágrima.

Puse los pies en el duro asfalto. Alba siguió mis pasos y se fundió conmigo en un sentido abrazo. Fue la primera vez desde que nos conocíamos que percibí sinceridad en su gesto y me conmovió. Su cuerpo desprendía calor. En el adiós el alma de Alba, sepultada por las nieves del olvido, pugnaba por salir. Tomé consciencia de que su fachada superficial y vanidosa escondía un espíritu que rogaba ser querido. Le besé el cabello, ella besó mi pecho y continuamos abrazados. Alba pretendía retenerme eternamente pero no podía quedarme con ella pese a lo que me acababa de mostrar. Yo vivía todavía con un pie en el pasado. Alcé su rostro y me agaché hasta que mi cara alcanzó su altura. A pesar de la pena conservaba su belleza y su presencia orgullosa. Unió sus labios con los míos y nos lanzamos a una vorágine de pasión, deseo y culpa, arañando e intentando escapar de las ideas que nos oprimían. Acaricié su pelo, su piel, la palma de su mano... y me fui.

- ¡Un beso lo cura todo! ¡Sonríe! -le grité desde la lejanía.

 Descendiendo por la calle adoquinada, de espaldas a Alba, alcé la mano y me despedí de ella.

Me encontré a Jose mirando libros en el escaparate de la librería anarquista del barrio. Se había vuelto a cortar la melena, lucía un corte depurado y una barba hasta las cejas. Vestía una camiseta negra de manga corta de un grupo (Whirr) absolutamente desconocido para la mayoría de los mortales, unos pantalones tejanos algo anchos, deportivas y un pañuelo palestino a cuadros que le otorgaba un toque coqueto. Nos saludamos y tras los abrazos me reprochó:

- Llegas tarde tío.

- Lo siento, está siendo un día un tanto raro -me disculpé- ¿Tienes hambre?

- No, he comido hace nada.

- Bueno, vamos al kebab que yo no he comido.

Jose forma parte del grupo de amigos que me mantiene con los pies en la tierra. Es más, es de los pocos con los que suelo quedar con regularidad. Es imposible cansarse de él. En general tiene un gusto ecléctico aunque con marcadas tendencias hacia el gafapastismo. En sus ratos libres escribe relatos cortos y poesias, en su mayoría, metafísicos, decadentes e imbuidos de la fuerza y la desgarradora nostalgia de un domingo tempestuoso. Sin lugar a dudas atesora un gran talento. A simple vista puede parecer frío y despreocupado pero posee una mirada sagaz y corrosiva frente al mundo que le rodea consiguiendo discernir su complejo entramado. Me gusta llamarlo filosofo del absurdo. Con paciencia y pese a su introversión te permite descubrir en él una personalidad arrolladora y expansiva, única. Ah, y lo más importante, es sincero en sus palabras y pensamientos y coherente con sus actos. Debería decirle con más regularidad que me siento afortunado de ser su amigo.

En el kebab pedí un durum de ternera con salsa picante. Tras el mostrador un paqui elaboraba el pan de pita y otro cortaba la carne. Yo hablaba con Jose:

- El jueves pasado fui con Louis y Pablo a una especie de discoteca cerca de la plaza del tripi. Pinchan indie, pop, rock , clásicos del pasado, dance, house... Llegamos a las 12 y la sala estaba vacía. Pedimos 3 cervezas, 5 euros cada una; una puta estafa. Bebimos y bebimos esperando a que alguien hiciera acto de presencia y en eso que unas chicas, debían rondar los 20 años, nos pidieron que les sacáramos unas fotos con una cámara que a la que no le funcionaba el flash. Nos propusieron salir en la foto con ellas, se notaba que querían rollete porqué nos ivan provocando descaradamente. Nos hablaban, gastaban bromas y de golpe se marcharon a otro lado. Aquí es donde aparece Pablo, que de ligar sabe mucho, y, como la serpiente que les ofrece la tentación a Adam y Eva, él sin malicia, comenta: "La de blanco te miraba mucho". Aquí pasas de vivir sin preocupaciones en tu paraíso particular a no dejar de pensar en sus malditas palabras.

- ¿Con todo amigo? -me preguntó el paqui.

- Sólo lechuga.

- Son 3,5 amigo.

- Aquí tienes -le di el dinero justo y fuimos a la calle paralela a la que nos hallábamos en busca de bebida.

- Continua -dijo Jose con interés.

- La discoteca se fue llenando y aparecían tías jamonas en cada rincón. Louis, desbocado, se encaprichó de una chica pequeña, delgada y con una bonita cara. No sé como pero en cuestión de segundos las rodeamos, a ella y a la amiga que la acompañaba. Louis le propuso que se uniera a una supuesta banda de post-rock que habíamos creado hacía unos meses. En mitad de la conversación me desentendí porqué vi que Pablo y Louis marcaban perfil delante de ellas. Les dieron el facebook y el numero de móvil y se fueron a casa. Nos metimos de lleno en la muchedumbre, bailando descontroladamente, agitando todo el cuerpo. Una patinadora en bikini pasaba repartiendo un infecto chupito de gelatina que escupías al contacto con la lengua. No estaba disfrutando al completo porque no paraba de buscar a la chica de blanco. Andaba dándole vueltas a la estúpida idea de que yo era el único que no había ligado. Jodido gregarismo, consiguió que me convirtiera en un triste palomo en celo. Nos volvimos a acercar al grupito de la blanca, que se había parapetado detrás de sus amigas. Allí la tenía; sin apenas moverse, riéndose de cualquier chorrada que le comentaban. Pablo y Louis me despejaron el camino. La verdad es que, en general, soy un negado para entrarle a las tías pero estos ambientes discotequeros donde no se escucha una mierda me tensan hasta el extremo. El caso es que Pablo se lió con la fea del grupo. Esa inmolación aumentaba la presión sobre mi. Louis charlaba con su compatriota francesa y le explicaba lo de su ex italiana. Restaba una amiga y vía libre pero esta se llevó a la de blanco al centro de la pista. Menuda jodienda. Las seguí escondiéndome tras las columnas y las observé como un voyeur aguardando el momento adecuado para dar el paso definitivo. En el intervalo entre canción y canción me acerqué a ella y la agarré de la cintura. Todavía ahora que te lo estoy contando me siento como un gilipollas. Ella no se mostraba receptiva. Le pregunté su nombre, Flor, se llamaba. Con ese nombre tan cursi la cosa sólo podía empeorar, y así fue. Ni siquiera por cortesía me preguntó por mi nombre. A cada cosa que le decía se me quedaba mirando con cara de pánfila y sin responder. Emboscado como estaba di mi último zarpazo. "Me gustas", raso y corto. Pero ella seguía con su puta cara altanera de no haber chupado un rabo en su vida y yo con cara de recién lobotomizado. ¿Para que coño me marea durante toda la noche? ¿Para contestarme con un: vale? ¡Que se vaya a joder a otro! Tanta igualdad y has de ir siempre detrás de ellas, no te preocupes que no vendrá ninguna a por ti ¡Ah! Y entrada gratis. Tócate las pelotas con la igualdad.

Pillé una moritz en la tienda filipina y continuamos hablando calle abajo, en dirección a la plaza de los skaters.

- ¿Quieres un trago? -le ofrecí alargándole la botella.

- Sí, gracias.

Nos intercambiamos la botella un par de veces y cuando la secamos Jose sentenció con gran solemnidad:

- Todas moritz.

Reí con ganas gracias a aquella ocurrencia. Siempre solía sorprenderme con su ideas disparatadas y sus frases absurdas.

Como una bandada de pájaros se extendían por los balcones infinidad de sabanas, algunas secas y otras goteando, todas ellas impregnadas por el olor a curri, lejía y meado. Por más que procuraran ocultarlo, arreglando alguna calle y colocando instituciones públicas, tiendas y bares de moda para aparentar una imagen de modernidad y bienestar, el barrio se desbordaba tomando su propio cauce ajeno a tanta martingala. Las calles permanecían en un estado de suciedad permanente, los inmigrantes se hacinaban en pisos diminutos que se caían por dentro, sus hijos jugaban en la calle, un flujo constantes de personas iban y venían sin un rumbo claro, los camellos vigilaban las esquinas, la mafia blanqueaba dinero en sus establecimientos y explotaba a las prostitutas de la calle... y pese a todo esto la gente no desfallecía y se levantaba cada mañana dispuesta a mejorar su barrio sin esperanzas de recibir ayuda externa.

Retomé la charla:

- Quieres saber como acabó la noche después de mi desbandada?

- Sí, conociéndote estoy seguro que algo más te pasó.

- Qué mamonás estas hecho -sonreí-. Pues después de mi encuentro con Flor me metí en el baño. Primero me encontré en el pasillo a un compañero del colegio,actualmente calvo integral, y me paré a hablar con él pero el portero del váter nos echo a patadas y no supe más de él. Entre corriendo al wc, directo a mear, y a mi lado se puso un rubio de ojos azules también a mear. Contemplaba mi cimbrel como un poseso y acabo por decirme: "¿Real or Barça?" Barça contesté y no pareció agradarle porque según dijo el era del Real. También me comentó que era de Stuttgart y que le gustaba mucho Barcelona, lo típico. Tras unos minutos de conversación me presentó a un par de amigos, altos y fuertes como él. Ya no podía decir que no había ligado porqué aquellos alemanes eran unos julandrones de cuidado. Tendrías que haber visto como el tío se concentraba en mi polla. Se me quitaron las ganas de mear de golpe. Tratando de huir propusé a Pablo y Louis salir a la calle para que nos tocara el aire. Nos sentamos en el suelo apoyados en el cristal del escaparate de una tienda de souvenirs bebiendo una cerveza de lata y oyendo el delicado y armonioso sonido de una chica vomitando a nuestro lado. Y para rematar una puta un tanto cascada se ofreció a hacernos una mamada por 180 euros. La inflación está por las nubes. Nos pasamos lo que quedaba de noche, hasta que hubo el primer tren, vagabundeando por las calles, hablando de todo y de nada.

- Si acabasteis así es que entonces fue una gran noche.

- Sí, lo fue -dije metiéndome las manos en los bolsillos del pantalón.

Nos sentamos en una elevación del suelo de la plaza de los skaters, dando la espalda al nuevo arte, definido tan acertadamente por una camiseta, expuesta en un escaparate de una tienda de ropa, que rezaba así: "Si se vende es arte". Multitud de skaters con gorras, gorros y sombreros incrustados en la cabeza, patinaban, saltaban y grindaban golpeando sus huesos con el suelo. Los vagabundos, unos rascándose el cogote, otros estirados en colchones roñosos, discutían por el control de la radio. Un urbano servil requisó las latas de cerveza que vendía un beer-amigo, las abrió y tiró el liquido por la cloaca. Una banda de chavales fosilizados en un banco de piedra lo comentaban y se reían de la situación. Cerca de ellos los barrenderos barrían el pavimento y trataban de espantarlos a manguerazos. A nuestra derecha una mujer ajada pedía fuego. Esto era una mínima muestra de lo que se concentraba en la plaza a lo largo del día.

- En las noticias salió que en Nuevo México unos padres frikazos le pusieron a su hijo Star Trek -dije.

- ¿Lo próximo que será? ¿Qué Jesucristo era negro, media dos metros, se llamaba Mutombo y sodomizaba enanos en la carpintería de su padre?

- Con estos periodistas que tenemos si hoy se produjera la revolución francesa se limitarían a dar este titular: "Grupos anti-absolutismo asaltan las Bastilla en Paris". Se dedican a dar titulares y no van más allá. Leyéndolo parecería que cuatro delincuentes hicieron algo grave y la revolución francesa quedaría como algo residual e ilegitimo. Porque nunca explican el contexto de las noticias, son loros de repetición compitiendo por ser el más veloz en comunicar la supuesta noticia, sin contrastar ni adentrarse lo mínimo en ella. Son misioneros de la falacia.

- Tal como salen de la universidad es normal que no conozcan nada. Con los profes que abundan... no explican; leen lo que pone un powerpoint que les ha preparado un pobre becario la noche anterior. Que todavía sabemos leer. ¡Coño! -dijo Jose acaloradamente-. Después tratas de razonar con ellos sus argumentos y todo lo que dices está mal. Siempre mal porque tu eres un pobre inculto que nunca alcanzará su conocimiento. Estúpidos soberbios.

- La universidad hace tiempo que dejó el conocimiento a un lado para dedicarse exclusivamente a repartir títulos para que sigamos engordando las filas del sistema o las del paro -dije gesticulando con las manos.

- Nos manipula como quieren. Crean conceptos, figuras, iconos... para que todos deseemos parecernos a aquel ideal. Eres bueno y feliz si tienes novia, una familia, hijos en un futuro, un perro, una casa de propiedad, te has sacado una carrera, respetas las normas... Los ideales y los sueños esclavizan. Y lo peor es que no puedes desviarte de este camino marcado por un ente desconocido. Con el terrorismo hacen lo mismo. Crean la figura a odiar y nos la muestran como la pelotita de un trilero que sabes que existe pero nunca la ves. Los dos minustos de odio de 1984 también equivaldrían. Cada vez nos asemejamos más al libro. Las palabras ya no significan nada ¿Y que es el facebook? Control social. Pero no ya control del gobierno ni de empresas, que también. Busquemos más abajo control de las personas  de la calle. Control de nuestras vidas en base a la opinión de los demás.

Asentía a todo con la cabeza. No podía tener más razón en lo que decía.

- Lo siguiente que exigirán es que entreguemos a  nuestras vírgenes para que el dragón se las coma y nos deje vivir miserablemente un año mas. Cuando se acabe el plazo vendrán reclamando que abramos bien el ojal que entran con todo y cuando estén plenamente satisfechos nos colgarán un cartel de: se vende. En la referencia saldrá: esclavo barato, eficiente y silencioso. Trabaja 20 horas, duerme 2:30 horas, come en 1  hora y caga y mea en 20 min. Y nos venderán en Ebay o en Amazon.

- Jajaja, que bruto eres -Jose río mostrando todos sus dientes.

Continuamos hablando un buen rato hasta que anocheció y el viento fresco proveniente del mar, que arreciaba con mayor intensidad, nos obligó a desplazarnos del lugar. Teníamos la piel de gallina y el cabello alborotado. Caminábamos en silencio observando y reflexionando sobre todo lo que habíamos hablado. Fue una tarde esplendida. En la boca del metro nos despedimos emplazándonos para volvernos a ver la semana próxima. Antes de marcharme al piso me perdí por los decrépitos callejones y, impulsado por la fuerza de un soplo de viento, corrí con los brazos extendidos y la boca abierta; gritando que al fin volvía a respirar.