jueves, 2 de septiembre de 2010

Borís Pasternak - El doctor Zhivago (pag. 397-403)

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Más tarde, cercana ya la primera, el doctor escribió:

>>Creo que Toni está encinta. Se lo he dicho. No comparte mi opinión, pero estoy seguro. Incluso antes de que aparezcan los síntomas menos dudosos no puedo equivocarme sobre los que les preceden, aunque sean menos evidentes.

>>El rostro de la mujer cambia. No se puede decir que se afee, pero su aspecto, antes interiormente dominado y estudiado, escapa a su control. De ella dispone ya el futuro que saldrá de ella, y ella no es ya ella misma. Este hecho de que su aspecto exterior escape al control de la mujer adquiere la forma de un extravío físico: el rostro se marchita, la piel se chupa y los ojos tienen un brillo distinto del que ella quisiera, como si no pudiese dominar su propio físico y lo abandonara a sí mismo.

>>Tonia y yo no hemos estado nunca alejados uno de otro. Pero este año de trabajo nos ha acercado todavía más. He observado cúan activa es Tonia, cúan fuerte e incansable, qué hábil es al elegir los trabajos, de manera que pierde el menos tiempo posible al pasar de uno a otro.

>>Siempre me ha parecido inmaculada toda concepción, y en este dogma que afecta a la Virgen se expresa la idea universal de la maternidad.

>>En cada mujer que concibe se encuentra el mismo sentido de soledad, de abandono, de disposición tan sólo hacia sí misma. En este momento tan particular, ya el hombre es un extraño, como si de ninguna forma fuera su partícipe y todo hubiera caido del cielo.

>>La mujer da a luz por sí sola a su criatura, se retira con ella, sola también, a otro plano de la existencia, donde hay más silencio y es posible tener sin miedo una cuna. Y sola, en silenciosa humildad, la nutre y la educa.

>> Se dirigen así a la Virgen: <> <> <> Su criatura es la gloria. Pero lo mismo puede decirse de cada mujer. Su Dios está en su hijo. Las madres de los grandes hombres deben de experimentar esta sensación. Pero todas las madres son madres de grandes hombres y no tienen la culpa de que luego la vida las desilusione.


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>>Releímos una y otra vez Eugenio Onieguin y los poemas de Pushkin. Ayer vino Anfim y trajo unos regalos. Comimos gollerías y nos instruimos. Interminables conversaciones sobre arte.

>>Desde hace mucho tiempo tengo la idea de que el arte no es la definición de una categoría o de un sector que comprende una infinidad de conceptos y fenómenos derivados de éstos, sino, al contrario, algo restingido y concentrado, la designación del principio que entra en la composición de la obra, la designación de la fuerza que se emplea en ella o de la verdad elaborada. El arte no me ha parecido nunca un objeto o un aspecto de la forma, sino más bien una parte misteriosa y escondida del contenido. Esto está para mí tan claro como la luz del día, lo siento todo un mí mismo, pero ¿cómo expresar y formular este concepto?

>> Las obras de arte hablan de muy diversas formas: con el tema, la tesis , las situaciones y los personajes. Pero sobre todo hablan por lo que de arte contienen. La presencia del arte en las páginas de Crimen y Castigo transtorna más que el crimen de Raskólnikov.

>> El arte primitivo, el egipcio, el griego, el nuestro, son, en el transcurso de muchos milenios, siempre la misma cosa, siempre arte en singular. En una especie de idea, de afirmación de la vida, que por su ilimitada amplitud no se puede definir en cada palabra que implica. Pero cuando un átomo de esta fuerza entra en la composición del más complejo organismo, el arte supera de suyo el significado de todo lo demás y revela su fundamento esencial, el alma de cada representación.


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>>Estoy un poco resfriado, tengo tos y acaso un poco de fiebre. Todo el día he sentido cierta dificultad en respirar, como si tuviese una bola en la garganta. Mala cosa. Es la aorta. El primer aviso de una enfermedad hereditaria, la enfermedad cardíaca que he heredado de mi pobre madre. ¿Será posible? ¿Tan pronto? Si es así no viviré mucho tiempo.

>>En la habitación hay un ligero tufo. Olor de ropa planchada. Están planchando y, de vez en cuando, sacan de la estufa encendida un tizón ardiente para meterlo en la plancha, que tiene una tapa que chirría. No consigo recordar nada. La memoria no me ayuda porque no estoy bien.

>>Anfim ha traído jabón y ha sido tanta la alegría que han hecho colada general, de manera que hace dos días que Shúrochla está sin vigilancia. Mientras escribo se mete debajo de la mesa, se sienta sobre el travesaño entre las patas e, imitando a Anfim, que a cada visita que nos hace se lo lleva en trineo a dar una vuelta, juega a llevarme a mí también en trineo.

>> En cuanto esté mejor será conveniente que me vaya a la ciudad para leer algo sobre la etnología de la comarca y sobre su historia. Me han dicho que hay un excelente biblioteca pública formada con donaciones muy ricas. Quisiera escribir. Pero he de apresurarme. Antes de que nos demos cuenta será la primavera ya y se habrá pasado el tiempo de leer y escribir.

>> MI jaqueca continúa aumentando. He dormido mal. He tenido un sueño angustioso, uno de esos sueños que al despetar se olvidan enseguida. Se me ha ido de la cabeza y en la conciencia me ha quedado tan sólo la causa de mi despertar: una voz de mujer, que oía en el sueño y en el sueño llenaba el aire. Recordaba su timbre, reproduciendolo en la memoria, pasaba lista a las mujeres que conozco, buscando cúal podía ser la que poseyera una voz tan profunda , suave, como sofocada y húmeda. Pero no me pareció que perteneciera a ninguna mujer conocida. He pensado que quizas mi excesiva costumbre de Tonia se interpone entre mí y su voz y me impide reconocerla. He intentado olvidar que Tonia es mi mujer, apartando de mí su imagen para tratar de comprender. No, no era su voz. Y por este motivo todo ha quedado oscuro.

>> A propósito de los sueños. Se suele creer que por la noche se sueña habitualmente en lo que nos ha causado mayor impresión durante el día, en estado de vigilia. Mis observaciones me demuestran lo contrario.

>>Más de una vez he notado que aquellas cosas en las que uno apenas se ha fijado durante el día, las ideas que no quedaron claras, las palabras dichas sin pensar y a las que no se presta atención, vuelven de noche en imágenes concretas y vivas y se hacen objeto de sueños para resarcirse de haber sido descuidadas.


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>>Una clara noche de hielo. Extraordinaria luminosidad y precisión de contornos en todo lo que se ve. La tierra, el aire, la luna, las estrellas están clvadas, soldadas juntas por el hielo. En el parque, en medio de los senderos, se estampan las distintas sombras de los árboles, que parecen labradas y en relieve. Es como si negras figuras atravesaran continuamente la senda en diversos puntos. Grandes estrellas han quedado suspendidas entre las ramas del bosque, como azules linternas de mica. Todo el cielo es un plano estival sembrado de pequeñas margaritas.

>>Por la noche continúan las conversaciones sobre Pushkin. Hemos estudiado los versos del colegio, los del primer volumen. ¡Qué importancia tiene aquí la elección del ritmo!

>>En los versos largos la ambición juvenil no traspasó el límite del Arzamás. Deseaba demostrar que no era inferior a los maestros, deslumbrar a su tío con alusiones mitológicas, énfasis, una serie de licencias y un epicureísmo inventados por él, un buen sentido prematuro y de forma.

>>Pero apenas dejadas atras las imitaciones de Osián o de Parny, o los Recuerdos de Tsárkoie Sieló, el joven Pushkin pasó a los versos cortos de La pequeña ciudad o Epístola a mi hermana, o, un poco más tarde, a la poesía escrita en Kishiniov, A mi tintero, o a los ritmos de la Epístola a Yudin, y se despierta ya en el adolescente el futuro Pushkin.

>> En su poesía, como en una habitación cuando se abre la ventana, irrumpen desde la calle la luz y el aire, el rumor de la vida y la esencia de las cosas. Los objetos del mundo exterior, los objetos de uso común, los sustantivos, acumulandose y hostigándose, señorean los versos, despojándolos de las partes menos definidas de su desarrollo. Objetos, objetos, objetos se alinean en columna rimada en el filo de la poesía.

>>Hay un verso , convertido después en el célebre tetrámetro pushkiniano, que en cierto modo representa la unidad métrica de la vida rusa, su natural andadura: es casi como una medida tomada a toda la existencia rusa, tal como se dibuja la forma del pie para hacer el zapato, o se da el número del guante para la medida apropiada a la mano, lo que corresponde a su perfección.

>>Así, más tarde, los ritmos de la Rusia que habla, el timbre de su lenguaje discursivo se han entonado a la medida del ritmo de tres tiempos de Nekrásov y en sus rimas dactílicas.


7


>>¡Cómo me gustaría, junto a mi trabajo, el laboreo de la tierra o la práctica de la medicina, hacer algo importante, una obra científicao artística!

>> Todo hombre, al nacer, es un Fausto capazde comprenderlo, probarlo y expresarlo todo. Sus predecesores y contemporáneos cometieron un error haciendo de Fausto un sabio. Cada paso dado hacia adelante en la ciencia obedece a la ley de la repulsión, echando abajo los errores dominantes y las falsas teorías.

>>Para que Fausto fuese un artista tuvieron que surgir los ejemplos iluminadores de los maestros. Cada paso dado hacia adelante en el arte obedece a la ley de la atracción , imitando, siguiendo y admirando a los precursores preferidos.

>>¿Qué cosa me impide desarrollar un trabajo constante, hacer de médico y escribir? Creo que no son las privaciones ni la vida errante ni la provisionalidad ni los frecuentes cambios, sino el gusto por la frase altisonante, lo que domina hoy y lo que ha logrado tanta fortuna, como, por ejemplo: la aurora del porvenir, la construcción de un mundo nuevo, el faro de la humanidad. Ante todo esto, al principio, pensamos: ¡Qué fantasía! Pero en realidad existe esta grandilocuente porque falta talento.

>> Poesía es solomente lo que es común cuando ha sido rozado por la mano del genio. La mejor lección es la de Pushkin. ¡Qué exaltación del trabajo honrado, del beber, de las cosas cotidianas! Entre nosotros, llamar hoy día pequeño burgués al hombre de la calle, ha adquirido un sentido negativo. Pero el juicio se impuso ya de antemano, en los versos de la Genealogía:

Soy un burgués, un pequeño burgués

y en el Viaje de Onieguin:

Sueño con una mujer ama de casa,
la clama es mi mayor deseo,
y de sopa de coles un caldero.

>>De todo lo rus lo que más me gusta es la infantilidad rusa de Pushkin y de Chéjov, su púdico despego de cosas altisonantes, como las metas finales de la humanidad y su propia salvación. No porque no puedan plantearse el problema, sino porque no presumen de temas tan elevados. No los consideran de su gusto ni lo bastante dignos. Gógol, Tolstói y Dostoievski, en su inquietud, se preparaban para la muerte, buscaban una explicación y extraían sus consecuencias. Hasta el final les absorbieron las preocupaciones diarias de su vocación artística y en ese encadenamiento de detalles transcurrió imperceptiblemente su vida, como si ésta fuera también una particularidad privada que no afectaba a nadie. Y he aquí que hoy esta particularidad es patrimonio de todos y, como las manzanas recogidas cuando no están lo bastante maduras, entra en el proceso evolutivo de la tradición, llenándose de sentido y de dulzura cada vez mayores.


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