lunes, 30 de agosto de 2010

Borís Pasternak - El doctor Zhivago (pag. 393-394)

Llegado el invierno, cuando pudo disponer de más tiempo, Yuri Andriéevich comenzó a tomar notas sobre muchas cosas. Escribía para él.
<< Cuántas veces, en verano, uno desearía repetir estos versos de Tiútchev:

¿Qué verano, qué verano!
Un verdadero sortilegio.
Y me pregunto: ¿Cómo lo lograsteis,
cómo surgió sin causa y de repente?

>> Qué felicidad trabajar para uno mismo y para la familia desde la mañana a la noche, construirse una casa, cultivar la tierra para alimentarnos, hacernos nuestro propio mundo, como Robinsón, imitando al creador en la creación del universo, renovarnos, renacer continuamente, imitando a la madre que nos dio luz!

>> ¡Cuántos pensamientos atraviesan la mente, cuántas cosas nuevas se piensan, cuando las manos están ocupadas en un trabajo material, fisico, en un trabajo rudo, ccuando se nos proponen tareas razonables, realizables con las manos, y nos compensan con la alegría del éxito, cuando durante seis horas seguidas se desbasta con el hacha un tronco, o se cava la tierra bajo un cielo desnudo que nos quema con su aliento sereno! Y que estos pensamientos, estas intuiciones y reflexiones, no se pongan sobre el papel, sino que se olviden en toda su momentánea fugacidad, no constituye una pérdida, sino una ventaja. Anacoreta de la ciudad que fustigas la imaginación y los cansados nervios con un café fuerte o con el tabaco, desconoces el excitante más eficaz, que consiste en la necesidad real y en la buena salud.

>> No diré más de lo que he dicho, no predico la sencillez y el retorno a la tierra tolstoianos, no tengo la intención de aportar una correción al socialismo por lo que concierne a la cuestión agraria. Atestiguo simplemente un hecho y no erijo como sistema nuestro destino, que por una casualidad ha tomado este cariz. Nuestro ejemplo no es absoluto y no se presta a deducciones. Lo nuestro no es una hacienda, es demasiado heterogéneo. A la fatiga de los brazos debemos solamente pocos productos: las legumbres y las patatas. Todo lo demás proviene de otra fuente.

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