domingo, 28 de agosto de 2011

Mirando dedos



Sube y baja... que gozo! Son todo oscuridad, tus ojos, que absorben toda mi vitalidad, me contemplan incesantes en su persecución. Me recuerdas? Soy quien quieras que sea. Un mendigo, un boyardo, un medico escritor, una actriz de renombre, una cantante muerta, un alto funcionario, un soltero, un pobre perpetuo, una rompe corazones, un rey sin cabeza, un bardo, un matemático, un padre, una madre, un inventor de palabras, una escritora atormentada, un esclavo, un mentiroso compulsivo, un iluminado, una embarazada, un romántico suicida, una feminista, un camarero, un patricio, hasta puedo ser un cualquiera. Solo has de pedirlo, soy tu sirviente fiel, acato tus mandatos sin rechistar.

No me señales mas! No es necesario que me perfores con tu dedo acusador si todavía no sabes quien soy. Ya no me siento culpable. Tuve que tomar la decisión que tanto te dolió porque nadie podía hacerlo, tu al contrario de lo que crees tampoco debías tomarla. No soy ningún elegido, andas mal con esos pensamientos, nadie es mejor que tu. Grábalo, escríbelo y me lo pasas en una nota. Sin firma por favor. No, sigues sin acertar no me dedico a escribir libros de auto ayuda ni tengo una consulta donde estafo a mis clientes cobrando la hora mas que las putas de lujo.

Tanto experimento, tanto conocimiento que albergas y ahí sigues estirada sobre la cama con insomnio, sin poder soñar en un príncipe que te venga a rescatar. No, tampoco soy tu príncipe. Aunque serás afortunada, cuando los coches ardan y nosotros sangremos tu continuaras recluida en tu mundo ficticio con tus perros y tus gatos. Seguro que ellos te hablan de lo que te depara el futuro, de tus grandes proyectos que naufragan por tu inconstancia y tus titubeos. Los días impares en cambio te asaltan por las calles miles de ideas que se enredan en tu pelo y las haces tuyas. Evocar esas imágenes, esos sonidos y me encontraras en alguna habitación imaginaria metido en tu cama. Porque te conoces poco pero lo suficiente como para reconocer en mi muchos de tus rasgos y adorarlos como cualquier otra adolescente fanática. Que construyes? Castillos de cristal? Sin luz para que quieres que sean de cristal, haz uno de hormigón así evitaras sentir nada.

Ja! Claro que soy real. Toca, toca... ves? Tus dedos se hunden en mi carne. No te resulta familiar el tacto? Parece que no... Voy a marcharme. No necesito tiempo, es una decisión firme. He de partir para explorar, para explorarte, para explorarme. No llores pequeña, no creo que vuelva pero siempre estarás acompañándome allí donde vaya. Cuando lo termine te lo enviare, así seguro que sabrás quien o que soy. He de partir. No aguardan. Mírame siempre, por favor. Adiós.


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Dedos acusadores hay muchos. Sólo tienes que ponerte los auriculares y alejarte, y cuando tu figura vaya difuminándose en la lejanía, ellos ya no sabrán si eres un árbol que se mueve o una mancha. Y más lejos todavía, ya no tendrás que rendirle cuentas.

    ResponderEliminar