martes, 20 de septiembre de 2011

Acacia



Las notas se arremolinan a nuestro alrededor mientras nosotros yacemos sobre el césped, estáticos, absorbiendo cada sonido. Todo parece tan inmóvil, nada quiere trastornarnos ni distraernos. La soledad necesita armonía.

- Antes esto era una playa- dices girándote hacía mi y señalando un pequeño riachuelo que languidece a unos metros de nosotros.

- Cuesta creerlo, una transformación tan abrupta en este punto.

- Si aquí solía dormir con ella... justo aquí - Dirige su mirada a una acacia próxima. Antes era un buen sitio, era nuestro lugar virgen, sin ningún entrometido de por medio que nos estorbara, era todo tan solitario. No había rincón que se le pareciera y un día, de golpe, desapareció. Nadie me avisó de que esto fuera a pasar, nadie me preparó para verlo. Era tan fantástico... ya no podremos dormir los dos juntos en la arena mojada por el mar.

- Esa playa debía evolucionar, no era su sitio, se había llenado de algas y medusas. Ni tampoco era el tuyo. A ti te gustan mas los frondosos bosques otoñales que se extienden por los valles que los mares sin un punto fijo donde posar la mirada. Te gustan las tabernas solitarias con algún bardo que cante tus heroicas hazañas y no los chiringuitos donde todo el  mundo está apretado.

Una figura consistente se alza a nuestra espalda y se marcha, con su voz profunda, sin dejar rastro. La canción sigue con su atmósfera envolvente atrapando todo lo que encuentra a su paso. Los arboles se inquietan, siguen el ritmo agitando sus hojas como los aros de una pandereta hasta que no resisten y se precipitan hambrientos hacía la música. Las nubes se fracturan y huyen asustadas mientras un avión cruza el cielo sin tiempo para escuchar nada. Nosotros sin embargo nos dormimos con el sonido del xilófono.

Al abrir los ojos vemos una chica sentada a nuestro lado. Tiene los carrillos hinchados y una mirada asustadiza que se oculta detrás de una alisada melena morena.Se oyen gritos en la lejanía. Ella rebusca en el bolso nerviosa, saca hojas escritas con bolígrafo negro, libros, un móvil, un mechero... hasta que encuentra la hierba y el papel.Con sus dedos de pianista se lía el porro y en unos segundos ya se lo está fumando. Se relaja y comienza a aproximarse lentamente hacia J. Nos observa con una sonrisa burlona creyéndose superior a nosotros. Su problema es que no logra entender nada, quiere acercarse, unirse pero nos resulta ofensiva su altanería, esa creencia de que sabe mas que nosotros nos aleja. Ni siquiera entiende la canción que arrastra todo nuestro entorno y nos mantiene hipnotizados.

De golpe nos levantamos dejándola clavada en el suelo sin ninguna opción para levantarse y seguirnos. Grita desesperada desgarrando el sonido que tanto había costado crear. No importa, nuevos sonidos se sobreponen a los anteriores. Redoblan los tambores y las guitarras se encrespan como olas chocando contra las rocas. Erguimos las cabezas y salimos corriendo sin mirar atrás. Las mochilas se han quedado con ella, la ropa también, sólo nos sigue una mosca despistada. Se oye llegar un tren a la estación y poco después el traqueteo de los vagones al salir de ella. Nuestro corazón parece no tener límite, le gusta el aire puro. Cada vez se ven mas lejos los caminos y las personas y seguimos alejándonos hacia no se sabe que lugar. El tren ya volverá a pasar y si es el último mañana habrá otro. Y es que para sentir solo es necesario uno mismo.

2 comentarios:

  1. Es inevitable que les coses canviin així es la vida. Goberna la llei del mes fort: o tadaptes o et deixes engolir per la foscor.
    Molt bon text saul :)
    de la teva fan number guan xD

    ResponderEliminar