martes, 27 de diciembre de 2011

Campesino



Del grifo salen lentamente, una a una, ligeras, gotas que se pierden por el desagüe, sin tregua. Sigue afeitándose con la puerta entreabierta; hecho que le permite ver reflejadas en el espejo las imágenes que se suceden en el televisor aunque no les preste mucha atención. En una de esas rutinarias pasadas aprieta demasiado y se corta en la barbilla, sobresaltado por lo que ha escuchado; "¡Desde las catacumbas se alzarán los muertos con el dinero y volverán a reinar sobre nuestras tierras! Sufrir por lo que nos espera y todavía desconocemos! Porque yo se más que todos vosotros y estoy aquí para revelaros la verdad! No temáis, conmigo encontrareis la solución a todos vuestros problemas". Sale con ímpetu, en calzoncillos, del baño decidido a  apagar el televisor para no volver a oír tales disparates."Estos videntes... Si no fuera por la hora que es lo confundiría con uno de esos tertulianos sabelotodos o esos intelectuales de postín que parecen fabricados en serie en una industria de adoctrinamiento. Ahora los mecenas se dedican a financiar traidores. Finalmente todos actúan de la misma forma: engañando los analfabetos crónicos que creen sus falacias como un dogma, omitiendo datos que no les interesa, manipulando el lenguaje ... Progresando hacia atrás, así vamos" piensa. Revuelve en el bulto de la ropa sucia que se halla en el sofá aguardando la hora de la lavadora hasta que descubre el mando debajo de un calcetín blanco, algo hediondo. Procede con su cometido y vuelve su ardua tarea; afeitarse.

Sacude la maquinilla en la pica donde caen, en unidades compactas, los diminutos pelos y se depositan entremezclados con la espuma. En el proceso tiene un antojo musical y se dirige a su habitación en busca del discman; heredado hace años de su ex-pareja y que aun funciona como el primer día. Dentro sigue el cd con las canciones que más le han sugestionado durante los meses anteriores y que lleva escuchando sin descanso en esta semana de retiro.Lo agarra, se pone los cascos en sus orejas y le da al botón del play mientras vuelve al baño. A la altura del pasillo los tambores se alzan majestuosos y los violines se deslizan con maestría en sus tímpanos. Ya en el comedor puede observa el balcón; antesala de sus posesiones que se expanden entre tierras cultivadas por las manos endurecidas de los campesinos, extensos bosques con un riachuelo que se escurre entre ellos y las modestas isbas de madera de los fieles y devotos mujiks arremolinadas alrededor de la iglesia de fuertes muros, coronada por cúpulas que compiten con el sol en brillo y resplandor, y de campanas que repiquetean congregando a los puros e ingenuos. En el salón charlan, animadamente, sobre los eventos ocurridos en la corte, las mujeres de generales, altos funcionarios y aristocratas y sus maridos sentados alrededor de la mesa juegan a las cartas mientras toman rape y vino. La servidumbre espera, adormecida, en la cocina alrededor del samovar, a que los invitados se decidan a ponerse en la mesa a cenar. En una habitación espaciosa alejada del ruido del salón los músicos afinan sus instrumentos dispuestos para el baile que sucederá a la cena. Empieza a a nevar y la nieve va manchando de blanco las copas de los arboles y los tejados de las casas. Del jardín torna el ...

Fin. Vuelve su rostro reflejado en el espejo agrietado. La música calló. La realidad le escupe a la cara por su osadia."¿Que es la realidad?"- se pregunta-, rebelde."Ese de ahí no soy yo, no es posible que mi cara sea de un color tan mortecino ni que tenga estas ojeras tan grandes.¡Imposible!-grita-. No acostumbro a  mirar de forma altiva como lo está haciendo él. Fíjate como se ríe de mi el desgraciado.¿ Te gusta mi decadencia?¿La vida que estoy llevando? Es la única opción que me habéis permitido, no toleráis el pensamiento díscolo. ¡Mírame!-le increpa-. Debo continuar con el progreso y la prosperidad que ofrecéis, eso me dices. Porqué vuestra vida es ascendente, no hay elección, el rezagado muere en soledad... y el exitoso muere en soledad. Esa es la trampa que nadie quiere ver.¡Farsantes titiriteros! Nos encantáis con la tierra prometida, como un vulgar Dios, y luego todos somos Moisés.Sé que no lograré cambiar nada pero tampoco quiero tu pautada felicidad que conduce al ensueño. ¿Porque no me dejas ir? ¡Dame la oportunidad de escoger! ¡Joder!" Ya no sabía a quien le hablaba si a la imagen del espejo o a un ente superior.

El móvil suena con su típica melodía e interrumpe la charla de su alma con su cuerpo."Necesito salir de casa porque ya empiezo a hablar solo"-piensa-, menos poético él. Anna; es el nombre que aparece reflejado en la pantalla del telefono. Contesta:

- Hola Anna.

- Hola Sergi. Llamaba por si nos podríamos ver un día de estos... Deseo que vuelva a suceder como aquella tarde de invierno adormilados en los sillones de aquel bar.

- Yo también lo deseo, Anna... yo también.

3 comentarios:

  1. Increible saul, no se com t'ho fas però sempre aconsegueixes que per x o y em senti identificada amb el relat. M'encanten els teus relats, segueix aixi!!!
    de la teva fan numer guan ^^

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  2. Gràcies per el comentari. M'ha agradat molt el video. Profund. Continua desentelant el teu interior.

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